Día 35 - 40 Días de Oración

En su carta a la Iglesia Primitiva, Juan aborda las enseñanzas falsas y los problemas que enfrentaban. Estos incluían, entre otras cosas, el negar a Cristo como el Hijo de Dios y personas que afirmaban conocer a Cristo pero no obedecían Sus mandamientos. Además, había quienes afirmaban amar a Dios, pero se mostraban indiferentes hacia los necesitados; me pregunto cómo pudo suceder esto. Sin embargo, al mirar a mi alrededor, veo cuán reales siguen siendo estos problemas hoy en día. El versículo ocho dice: “El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor.” Si decimos amar a Dios, debemos creer en Cristo, obedecer Sus mandamientos y amar a los demás.

“Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” (1 Juan 4:16). Él nos amó primero y envió a Su Hijo para ser el sacrificio por nuestros pecados, mientras aún no lo amábamos ni creíamos en Él. Él, nuestro Señor y Salvador, es amor. Esto debería generar en nosotros el deseo de salir al mundo amándonos unos a otros con un espíritu de servicio, sabiendo que al hacerlo, estamos en comunión con Dios y Él con nosotros. Este camino implica riesgo y no promete ser sencillo; enfrentaremos desafíos y tal vez dolor. ¡Dios es poderoso, y Su amor echa fuera el temor! A nuestro alrededor, el enemigo engaña a muchos con mentiras que atan a las personas al miedo de espíritus malignos. Hacen rituales para satisfacerlos. ¡Que encuentren a Jesús, quien hizo el sacrificio supremo por ellos!