Día 38 - 40 Días de Oración

Qué hermosa historia... El Creador del universo, quien diseñó cada parte del cosmos, también nos creó. Nuestro Dios decidió entrar en nuestra cultura y forma de vida para conectar contigo y conmigo. Su amor por sus hijos lo llevó a venir y a habitar entre nosotros. A pesar de que nuestro contexto es uno de sufrimiento, aún así vino. Me encanta que no solo vino en parte—en cambio, vino plenamente.

Una persona completa, concebida por Dios pero gestada en el vientre de una joven. Jesús depende de Su creación para cuidar de Él (Su humildad es claramente mayor que la nuestra). Vino como uno de nosotros, vestido de carne y llevando el peso del sufrimiento; nuestro Dios vivió con Su pueblo. Soportó toda la experiencia de una humanidad perdida: el rechazo, la vergüenza, el amor y la conexión. Jesús soportó todas estas cosas para dar a toda la humanidad la imagen del Dios invisible. No solo nos reveló Su imagen, sino que también nos extendió la invitación de estar con Él.

Su invitación no es solo para que vayamos a Él, no; en cambio, Él viene a habitar con nosotros y en nosotros. Conquistó todos los pecados de la humanidad para que ahora pueda vivir dentro de la humanidad. Somos Su hogar; nuestro cuerpo, alma y espíritu albergan la presencia del Dios que nos creó. Qué grande es nuestro Rey, que vino a ser un misionero para ti y para mí.