Día 35 - 40 Días de Oración

El escritor introduce este versículo destacando la fe de quienes han sido testigos de la obra de Dios en sus vidas: Abraham, Noé, Rehab, Sansón y muchas otras vidas de fiel perseverancia hasta la muerte. El desafío de fijar nuestros ojos en Jesús nos llama a recordar que Cristo conoce bien la alegría y el sacrificio.

Sin embargo, hay otra persona que no se menciona aquí y en la que pienso cuando leo este versículo: María, la madre de Jesús. Ella presenció cómo su hijo era ridiculizado, azotado, escarnecido y crucificado. Las Escrituras nos dice que permaneció allí cuando muchos huían. Sus ojos estaban fijos en Jesús, y en el momento de Su mayor sufrimiento, ella no fue olvidada.

Tal vez hoy te sientas olvidado. Tal vez el sufrimiento te parezca demasiado grande. Tal vez te preguntes si Jesús te ve. En su momento de mayor debilidad, nuestro Señor y Salvador clamó por el mundo. Él sigue intercediendo por ti y por mí. Cuando todo parece inútil, puedes volver confiadamente tus ojos a Jesús.