Día 16 - 40 Días de Oración

Por diversas razones la humanidad se ha cuestionado: “¿Dónde está Dios?” Hemos invertido demasiado tiempo buscando responder a esta pregunta. Sin embargo, la paciencia no es una cualidad que nos caracteriza como seres humanos. La impaciencia es precisamente lo que nos ha llevado a crear nuestros propios dioses, forjándolos a partir de imágenes que hemos visto a lo largo de nuestras vidas. No obstante, estas imágenes, estos “íconos”, son producto de nuestra imaginación. No escuchan, no hablan, no ven, no sienten, no se mueven, ni actúan. Estos íconos son meras imitaciones, reflejos de falsas esperanzas, promesas y deseos de quienes los han creado.

En los momentos más oscuros, cuando los problemas nos abruman y la esperanza parece desvanecerse, podemos preguntarnos: “¿Dónde estás, Dios?” Y aquí encontraremos esperanza: “Nuestro Dios está en los cielos”. Aunque esta afirmación pudiera hacernos pensar que Él está lejos, en un reino inaccesible, el salmista nos recuerda que Él existe y que no es el producto de nuestra imaginación. Él es más de lo que podemos imaginar, más de lo que podemos soñar. Él es el Dios que escucha, que ve, que piensa y siente, y que está presente entre nosotros. Él es nuestro Buen Pastor. En los momentos en que perdemos de vista a Dios, Él nunca nos ha perdido de vista a nosotros.

Él reina sobre todas las cosas, aunque no le veamos.