Catedral de la Esperanza

Día 7 - 40 Días de Oración

REVELADO POR SU IGLESIA

1 PEDRO 1:15–16

La lucha entre la carne y el Espíritu se libra en la vida de cada creyente. El apóstol Pablo nos advierte sobre el peligro de volver a nuestro antiguo y pecaminoso estilo de vivir. Estamos llamados a ser santos, separados del pecado y dedicados a Él. El Señor nunca nos pide algo que sea imposible de lograr. El llamado a la santidad es posible y accesible, ya que el propio espíritu del Señor, el Espíritu de santidad, nos da las fuerzas para cumplir este mandamiento. Además, nuestro Santo Padre nos está moldeando a la imagen de su hijo Jesús a través del Espíritu Santo.

“No permaneceré en el mundo por más tiempo, pero ellos permanecerán en el mundo, y yo voy a ti. Santo Padre, protégelos por el poder de tu nombre, el poder que me diste para que sean uno así como nosotros somos uno.” (Juan 17:11)

Para ser santos, necesitamos al Padre. No podemos hacer nada fuera de Él, y nuestro mandato de ser como Él proviene directamente de Él.

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